miércoles, 14 de octubre de 2009

EL ROL SOCIAL DE QUIENES ASESORAMOS EMPRESAS

Qué le depararía a la sociedad si quienes tenemos la independencia de generar conocimiento y visiones amplias nos paramos siempre del lado de la misma vereda?
Qué le depararía a la sociedad si esa misma vereda es siempre la más cómoda y confortable?
Alejada de los intereses de los que menos tienen, de los que nadie se acuerda, de los olvidados?
Quién se acordaría de aquellos que, sin más capital que su trabajo diario, olvidados por sus propios representantes, quedan a la suerte de sus propias y desiguales energías frente a la inmensa batería de herramientas con que cuentan sus empleadores?
La búsqueda y generación de conocimiento es una exploración sin fin que nos lleva inexorablemente a enfrentarnos con nuestras propias limitaciones. La cobardía, la negación de la realidad y la comodidad nos alejan del verdadero conocimiento.
Los que desarrollamos la tarea de asesorar a las organizaciones que nos contratan, tenemos la obligación de entregarles una foto de la realidad en la que están insertos, no de la realidad que ellos quieren ver. Si hacemos esto, tarde o temprano colaboraremos en profundizar sus dificultades.
Ser consultor, asesor o como quiera llamarse requiere de tener la suficiente entereza para no prestarnos al cinismo de ciertos dirigentes que faltan a su responsabilidad olvidando que están liderando un equipo de personas. Tener este rol en la sociedad no nos libera a recibir los beneficios de la impunidad.
Contrariamente, nos obliga a buscar rebalancear los pesos del tobogán para que el equipo se sienta integrado y, desde allí la empresa crezca y triunfe.
Por si algunos no lo adviertieron, mi comentario surge del caso Kraft, en donde tanto los dirigentes empresariales como los sindicales se han alejado tanto de su rol ideal que han desvirtuado profundamente la esencia del trabajo. Han quebrado estúpidamente un equipo, vaya a saber en el caso de la empresa, siguiendo qué extraños objetivos. Seguro que no son los de la competitividad. En ese caso distinta hubiese sido su actitud. De los dirigentes sindicales tradicionales, ya sabemos que es lo que buscan. So excusa de invocar una huelga infiltrada por sectores de izquierda, han dejado a sus representados librados a su propia suerte.
Nosotros, los que por la esencia de nuestro rol deberíamos tener una mirada objetiva. Deberíamos ser parámetro y no meros opinadores. No es nuestro objetivo quedar bien con los poderosos de un lado o del otro. Para eso sobran los Aguinis, los Morales Solá, los Grondona. Que nos contraten empresas es un mero accidente, una consecuencia de disponibilidad económica. Qué pasaría si nos contrataran los trabajadores? En cualquier caso nuestra posición debería ser igualmente equidistante: estamos asistiendo para lograr que TODOS los integrantes de la Organización funcionen mejor.
Cualquiera tiene el derecho de cuestionar lo que afirmo, en la cierta creencia de que el contratado se debe a su cliente. Y sí claro, se deber profesionalmente, pero no éticamente. Si fallamos en la ética, si nos corremos aunque sea mínimamente del lugar equidistante que nos corresponde ocupar, estaremos fallando también a nuestro compromiso profesional.
Nosotros, que pretendemos ubicarnos en el lugar del saber, debemos diferenciarnos no sólo por una estrategia de posicionamiento marketinero, sino desde la ética y la responsabilidad de nuestro rol.
Hasta la próxima!
Jorge